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Animales momificados

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Las momias se asemejan en el colectivo humano como algo exclusivo de faraones, príncipes y sacerdotes; sin embargo una de las prácticas más inusuales o poco conocidas del Antiguo Egipto fue la momificación de los animales que ellos consideraban sagrados.

Era muy común que durante la dinastía de los faraones los animales formaran parte de la vida cotidiana. Por un lado, los templos dedicados al panteón egipcio eran concurridos por diversas especies que representaban a los dioses antropomórficos como Horus y Tueris. Por esta razón no era extraño ver un hipopótamo cubierto con mantas sagradas caminando pos los amplios salones del templo, o tener cocodrilos en salas especiales donde se rendía culto a Sobek.

Por otro lado estaban los animales domésticos, también considerados sagrados, como los gatos, monos, gacelas y pájaros exóticos. Dada esta característica que se le otorgaban a los animales, siguieron amándolos más allá de la tumba, dándoles el mismo tratamiento de momificación que a los humanos con algunas variaciones.

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Urnas con restos momificados de gatos, expuestos en el Museo Británico (Foto por Mario Sánchez)

Cuando una persona moría, generalmente se le solía enterrar con su mascota, la cual depositaban en un sarcófago aparte, con la silueta y forma de la misma. En las representaciones jeroglíficas de la familia difunta, también se puede ver a ese animal siendo retratado para toda la historia. Por el momento no se sabe si los animales eran enterrados al morir naturalmente junto a sus dueños o si eran asesinados para enterrarlos con sus difuntos amos.

Los animales más sagrados tenían otro tipo de vida. Deambulaban por los templos como representaciones vivas del dios al que estaban erigidos, siendo custodiados y cuidados diariamente por sacerdotes.  Estos animales eran elegidos en la fauna salvaje al presentar algún distintivo, ya sea una marca, cicatriz o señal que hiciera entender a los sacerdotes que se trataba de una avatar divino.

Restos de un toro cubierto de vendas, expuesto en el Museo Bowers (Foto por Craig Nakano)

Al morir, este era embalsamado, momificado y enterrado mediante un ritual especial; con el tiempo otro animal tomaría su lugar en el recinto sagrado. Para hacernos una idea de qué animal ocupaba cada templo, podemos mencionar que en los templos de Sobek se solía tener cocodrilos sueltos por los recintos, en los de Bastet se adoraban y cuidaban cientos de gatos. En los templos dedicados a Apis, un toro vigilaba el lugar con su presencia soberana.

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Pequeño cocodrilo disecado, posiblemente para utilizar como ofrenda (Foto por M. LaBarbera)

Un fenómeno que se dio principalmente en el periodo tardío del Imperio Egipcio fue el uso de momias ofrendas que peregrinos compraban a comerciantes y que disponían en los altares de sus dioses favoritos. Esto llevó a tener una cantidad de momias en diversos templos, como el encontrado en Bubastis, el cual se dedicaba a la diosa Bastet, y por consiguiente se encontraron más de 300 mil momias de gatos. Otro cementerio de momias animales que sorprende por su cantidad, se encuentra en Saqqara, donde se idolatraba al dios Thot, llegando a encontrarse un millón de simios embalsamados.

Cocodrilo momificado, posiblemente habitaba algún templo dedicado a Sobek (Fuente)

Si bien se han encontrado variedades de especies animales momificadas que no eran sagradas o no tenían peso en el panteón divino, el mayor descubrimiento fue realizado en el 2001 por una expedición francesa que se toparon con un león embalsamado custodiando la tumba de Maia, la nodriza del rey Tutankamón. Este fue el primer y último león que se ha encontrado en este estado, ya que ningún registro habla de la momificación de este animal. Según los estudios realizados sobre el espécimen, se dictaminó que el animal fue criado en cautiverio, lo que hace pensar que fue usado como mascota.

Sarcófago y restos de una cabra, animal cuyo uso doméstico fue muy común (Fuente)

Una curiosidad sobre la momificación de los animales es que no se les daba el mismo cuidado que los humanos. Generalmente sus órganos no eran retirados, o en el caso de hacerlo se utilizaba algún líquido que disolvía sus entrañas para poder ser removidas de forma sencilla.

La cantidad excesiva de momias de gatos da la certeza que existió un gran mercado de venta de este tipo de objetos, que los adeptos a los dioses compraban para dejar como ofrendas en los templos. Gracias a un estudio de rayos X realizado a 53 gatos momificados en el Museo Británico, se supo que 44 de ellos eran tan solo cachorros de menos de un año de edad, y que tenían el cuello roto a modo de sacrificio. En resumen, algunos gatos eran criados y alimentados por un tempo con el fin exclusivo de servir como ofrenda.

Mujer frente a un altar dedicado a un gato. En el piso se puede ver distintos tipos de ofrendas como pájaros, flores de loto, etc (Pintura por John Reinhard Weguelin)

El animal era llenado de arena y otros materiales hasta que se secara. Se vendaba con lino y dependiendo el costo, se pintaban los rasgos del mismo sobre las vendas. Eran depositados, en su mayoría, en jarros cónicos con la forma tallada de la especie, para que además de ser representativos tuviesen un fuerte poder simbólico.

Hasta la fecha se han encontrado hipopótamos, gatos, cocodrilos, un león, serpientes, lagartos, aves de todo tipo, huevos de ave, simios, escorpiones y escarabajos.

Fuente: http://escapandodelacaverna.com/